viernes, 24 de mayo de 2013

“¡Menos mal que fue la izquierda, si no, no sé cómo lo habría logrado!” Cervantes


Miguel de Cervantes Saavedra  (29 de septiembre de 1547 –22 de abril de 1616 –un día antes  que Chaquespeare, que está mal escrito pero me da igual–) fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español.

Es considerado una de las máximas figuras de la literatura española y universalmente conocido por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que se ha descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, sólo superado por la Biblia (ambos de ficción).

Fue soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina, del tercio de Miguel de Moncada. Embarcó en la galera Marquesa y el 7 de octubre de 1571 participó en la batalla de Lepanto donde luchó con valentía y  fue herido de dos arcabuzazos, uno en el pecho y otro en la mano izquierda que le seccionó un nervio, perdiendo el movimiento y haciendo que la mano se anquilosara (es lo que tiene, si no te mueves ganas kilos). De ahí el sobrenombre de “El manco de Lepanto”, no es que fuera torpe.

Cuando regresaba a España la galera en la que viajaba fue capturada por unos turcos (esos que ahora se dedican a hacer quebabs) y fue hecho prisionero. Cinco años pasó cautivo, solico el pobre con sólo su mano derecha por compañía (o pensabais se refería a la tarea de escribir El Quijote cuando dijo lo de la mano… ingenuos).  Intentó escapar varias veces, pero no era tan bueno como el de Prison Break ni tenía un tatu con los planos de la cárcel y además confió en quien no debía, pero no podemos culparle, nos ha pasado a todos.

Al final un fraile de los padres trinitarios pagó su rescate y pudo volver a España donde terminaría por  escribir el Quijote, para que el resto de españoles de la época y los que estaban por venir tuvieran algo por lo que sacar pecho y sentir orgullo patrio… (además del fútbol, los toros, las playas, el sol y las sevillanas –qué penita–).


jueves, 16 de mayo de 2013

“oye, Judas, ¿tienes algo suelto, que no me llega para pagar la cena?” Jesús de Nazareth





Sabíais que a este señor le tenía que tocar tarde o temprano. No voy  a perder el tiempo diciéndoos quién fue o qué narices hizo, porque si no lo sabéis, o bien habéis estado durmiendo durante 2000 años más o menos (en el caso de que seáis inmortales (no os habéis perdido gran cosa)), o bien pertenecéis a una tribu de esas de Oceanía, de África o del Amazonas que viven aisladas de la civilización. En esos dos casos quedáis disculpados.

Lo que sí voy a explicar es lo que no se cuenta de la última cena. Resulta que Jesús se entretuvo jugando a la taba y cuando se quiso dar cuenta era ya muy tarde y había quedado a cenar con los colegas (invitaba él porque le había salido un curro).  Se dio una ducha rápida y salió como alma que lleva el diablo (curioso este dicho aplicado a esta persona), pero se olvidó coger dinero.

Se dio cuenta cuando, a la hora de pagar, vio que no le alcanzaba y tuvo que pedir prestado a Judas (Iscariote, que fue el traidor, porque entre los colegas había otro, Judas Tadeo), le daba la impresión de que él podría tener dinero, aunque no sabía muy bien por qué ya que Pedro, que se lo olía, ya había salido por patas.  Cuando judas se negó, Jesús dijo: “Pero tío, mira cómo me están mirando los dueños, parece que me quieren crucificar” y es lo que tiene ir a un restaurante Italiano (romano, en aquella época).

El resultado de todo aquello es que Jesús aquella noche acabó lavando platos (además de pies, que fue el castigo por llegar tarde a su propia cena) antes de poder ir de botellón al huerto de los olivos. Al final la noche se desmadró tanto (alerta spoiler) que, como él mismo había vaticinado,  Jesús acabó crucificado.


jueves, 9 de mayo de 2013

“El fútbol es el opio del pueblo" Karl Marx




Karl Marx, Reino de Prusia 1818 - 1883, es decir murió a la temprana edad de -65 años (este chiste no es mío, pero mi subconsciente me ha amenazado con un cuchillo para que lo pusiera) en Reino Unido. 

Fue un filósofo, intelectual  alemán de origen judío y los suyos no lo querían porque era pobre (no he podido resistirme) ( por otra parte, de la que se libró por un siglo ) con una  vasta e influyente obra en la que trató  materias como la filosofía, la historia, la ciencia política, la sociología y la economía; además fue periodista  y  político. Junto a Friedrich Engels (nadie se acuerda nunca de él, pobree), es el padre del socialismo científico, el comunismo moderno y el marxismo.

El caso es que estaban Engels, unos colegas y él en un bar,  viendo un partido del Arsenal y tras observar que la gente se olvidaba de sus problemas diarios y empezaba actuar como monos sin seso y que quitarían de comer a sus propios hijos por pillar una entrada, dijo: “El fútbol es el opio del pueblo”. 

Tras oírlo, unos hooligans se giraron hacia él con gestos amenazantes y miradas asesinas y preguntaron: “¿qué has dicho?” 
Él contesto: “¡LA RELIGIÓN! La religión es el opio del pueblo”. 

La frase (que también es bastante acertada) se quedó así definitivamente  y él se libró, pero por muy poco.




miércoles, 8 de mayo de 2013

“Perdoooooooón"



Me gustaría pedir perdón por estos meses que he estado sin publicar nada, pero la sequía creativa ha sido larga :(  y dura y seca y árida y dura y polvorosa y dura y.... bueno os podéis imaginar.

Por otra parte me congratulaaaaaaaaa poder anunciarooooooos que vuelvooooo a la cargaaaaaaa (como diría el dalai lama o al menos el doblado en el informal, aquel programa que algunos recordaréis y de lo poco bueno que había y ha habido en cierto canal de cuyo nombre no quiero acordarme, pero por el culo se la hinco).